El hundimiento del petróleo es, de momento, un lastre y no una bendición
Economíahoy
Cuando comenzó el desplome del petróleo, muchos analistas y expertos
consideraron que era una gran noticia para la economía global. Suponía una
especie de rebaja de impuestos: menos gasto en energía de los consumidores (que
redirigirían ese dinero extra a otros menesteres) y menos dinero para los ricos
productores, muchas veces países que acumulaban ese dinero.
Sin embargo, esa visión comienza a ser cuestionada. El impacto directo que
se lleva viendo tanto en países con problemas (Canadá, Australia, Venezuela,
Rusia...) y empresas muy afectadas (Caterpillar, Monsanto, Glencore, Shell...)
no está siendo compensado por mejoras en otros lugares de la economía global.
Credit Suisse estima que, de momento, la economía global todavía solo ha
sufrido la tormenta del desplome del petróleo, pero no ha llegado el arcoíris.
Así, considera que el impacto negativo ha sido de un 0,2% del PIB mundial.
"La caída del petróleo fue considerada por muchos inversores,
incluidos nosotros, como significativamente positiva para el crecimiento del
PIB global", reconoce el equipo de estrategas de renta variable global
liderado por Andrew Garthwaite.
"El problema es que las inversiones de capital (capex) relacionadas
con las materias primas suponen alrededor del 30% del total", explican
desde el banco suizo. Esto implica que una de las consecuencias de la caída del
petróleo, la reducción de las inversiones, está teniendo un efecto inmediato en
la economía global.
Centrándose en EEUU, Credit Suisse identifica otros tres canales a través
de los cuales el bajo precio del petróleo está afectando a la mayor economía
del mundo: el empleo, los salarios y los dividendos.
En cuanto al primer factor, el empleo en el petróleo y las industrias
relacionados ha descendido un 8% desde octubre de 2014, algo que se está
notando en Estados como Dakota del Norte, uno de los grandes beneficiarios de la
revolución del fracking. Además, el salario medio por hora en la industria se
ha reducido un 10% y los dividendos del sector se han recortado, lo que en
conjunto ha supuesto un golpe para las economías familiares de EEUU.
"Una caída en el capex supone un descenso directo del empleo y los
beneficios (los ingresos salariales en el sector han caído un 18% desde
noviembre, por ejemplo), así como efectos secundarios en otras industrias
relacionadas, desde los productores de maquinaria hasta las empresas de catering
y hoteles", añaden desde el banco suizo.
El
consumidor no se "comporta"
El otro gran problema es que el consumidor no se está comportando como se
esperaba, y los efectos positivos de la caída de los precios de la energía se
han traducido directamente en un incremento de los ahorros, no del consumo.
Esta subida del ratio de ahorro se ha producido en EEUU, Japón y Europa
continental, y habla de las preocupaciones sobre la duración real de la caída
del precio de los combustibles. Si los hogares creen que es temporal, es poco
probable que se lancen a gastar. En todo caso, desde Credit Suisse ven posible
que los consumidores se estén haciendo a la idea de que los bajos precios
podrían ser permanentes y comiencen a aflojar el bolsillo.
En resumen, los analistas del banco creen que al final la caída de los
precios del petróleo será positiva para el crecimiento global gracias a la
transferencia de riqueza hacia entidades con mayor propensión a consumir, así
como la perspectiva de una política monetaria y fiscal más laza gracias
precisamente al descenso del crudo.
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