domingo, 28 de septiembre de 2014

SIN VESTIDO DE BODAS (Mat 21:11-14)

Muchas veces citamos las maravillosas palabras de 2 Crónicas 16:9:"... Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él".

 Sin embargo, muchas veces olvidamos que también puede suceder lo contrario: Los ojos de Jehová también descubren a aquellos quienes no le sirven de corazón. No estoy pensando precisamente en incrédulos o impíos, sino en personas que dicen ser cristianas, se comportan como si lo fueran, pero, aún así, no caminan con el Señor.
¡Cuidado, no sea que nos falte el vestido de bodas!   
Cuando entró el "rey" y observó con más detención a los "convidados" sucedió aquello trágico que hace tan tremendamente seria nuestra parábola pues continúa diciendo: 
"... y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda" (Mateo 22:11).
Como todos los demás invitados, este hombre también había sido convidado para participar de la fiesta de bodas del hijo del rey. El había aceptado la invitación, entró por la puerta, se dirigió al salón de fiestas y se sentó, o bien se tendió, junto a una de las mesas servidas (como era costumbre en oriente). Pero éste se diferenciaba de los demás invitados en un punto esencial, "no estaba vestido de boda". Esto pronto resultó ser un problema cuando el rey pasó por entre los invitados y descubrió a aquel que no estaba vestido de boda. ¡Ahora fue descubierto! 
Esta persona que no estaba vestida de bodas representa simbólicamente a los "simpatizantes" o "cristianos nominales" en la Iglesia del Señor, los cuales nunca se han convertido verdaderamente, por lo cual tampoco han experimentado un nuevo nacimiento. El apóstol Juan dice en cuanto a éstos: "Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros". (1 Juan 2:19) 
Si estas personas no se convierten verdaderamente mientras aún haya tiempo, caerán bajo el mismo juicio que aquel sin vestido de bodas: Dice la palabra: "atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes"

Autor: Marcel Malgo

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