martes, 9 de septiembre de 2014

Obediencia-Obedecer

 Según el diccionario Larousse es << sumisión a un superior >> o << cumplir la voluntad de quien manda >>. El diccionario Bíblico editorial Caribe va un poco más allá y nos dice que los términos traducidos por “Obediencia”  son: en el antiguo testamento shama y en el nuevo testamento hipakoúo y eisakoúo, que denotan la acción de escuchar o prestar atención.
Otros términos en el nuevo testamento son: peítho (ser persuadido,  Rom 2:8) y peitharjéo (someterse a la autoridad,  Tit 3:1); Dios da a conocer su voluntad mediante su voz o su palabra escrita, y frente a ella no hay neutralidad posible; prestar atención humilde es obedecer, mientras desestimar la palabra de Dios es rebelarse o desobedecer.
Ahora bien, ¿Por qué a los seres humanos nos cuesta tanto someternos a la autoridad de nuestro Creador?, aún cuando creímos y entregamos nuestras vidas a Jesús, todavía hay secuelas de aquella rebeldía que una  vez hubo en nuestras vidas, cuando éramos dueño y señor de nuestra voluntad;  nos cuesta someternos cuando tomamos decisiones sin consultar a Dios y mas aún cuando al pensar en someternos no vemos muy claro el beneficio; nos cuesta someternos cuando Dios dice que ame a mis hermanos pero hay uno o algunos que no soportamos, o cuando aprendemos algo en las Escrituras pero cuando llega el momento de ponerlo en práctica no nos importa y actuamos como mejor nos parece, como quien no tiene temor de Dios; nos cuesta someternos cuando nos resistimos al cambio, no permitiendo al Espíritu Santo amoldar nuestras vidas para vivir como convertidos sin arrepentimiento y sin nada que nos diferencie de los incrédulos; que difícil es someterse a la autoridad divina, podríamos pensar que el hecho de ir a la iglesia, leer la biblia, cantar y orar es un signo de nuestra obediencia, pero obedecer a Dios va mas allá, es vivir en integridad, es hacer vivir la palabra de Dios en nosotros, es presentarse a Dios como obrero aprobado que no tiene de que avergonzarse y que usa bien la Palabra de verdad así como lo afirma el Apóstol Pablo en 2Tim 2:15; basta solo con analizar nuestra vida cotidiana al finalizar un día para darnos cuenta de cuantos pelones tuvimos ese día.
Luego de esta reflexión, que dicho sea de paso, toco profundamente mi corazón, pienso que el acto de sumisión es cuestión de decisión; cada uno de nosotros debe decidir que es lo que mejor nos conviene; nos apoyamos en nuestra propia prudencia que no nos beneficia en nada o nos sometemos ciegamente a la autoridad del Todopoderoso y sabio Dios, el cual sabrá recompensarnos aquí y allá también cuando estemos  en su presencia.
Dice la Escritura refiriéndose a Cristo lo siguiente: “Mas aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz.”   Filp 2:8;   el Apóstol Pedro nos dice: “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia, sino, así como Aquel que os llamó es Santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito está: <<Sed santos, porque Yo soy Santo >>.”  1P 1:14, 15 y 16.
Creo que bien vale la pena obedecer, es lo que Dios espera de nosotros y es nuestro deber como hijos de Dios, lo cual tuvo un alto precio, quizás todavía hay muchas cosas que tienen que desaparecer de nuestras  vidas tales como vanidad, orgullo, prepotencia, altivez, susceptibilidad, etc.… Pero con la ayuda de nuestro Dios podemos salir adelante para vencer, El ve la intención y la disposición de nuestro corazón, no nos va a dejar solos en esto.

Oscar Molina.  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario