EL CENTINELA
“Uno
que guardaba, de día o de noche, una ciudad, un ejército o una viña contra
ladrones y el ataque de enemigos. A veces se situaba en una torre o en una
colina para poder observar toda la ciudad”.
De manera que cuando el centinela veía que se acercaba el peligro o un
ataque, él era el encargado de alertar a la cuidad, en algunos casos tocando un
instrumento de aire el cual podía ser escuchado a distancia. El centinela tenía
una gran responsabilidad, tenía que estar alerta, no podía quedarse dormido, un
descuido suyo podía convertirse en una gran catástrofe para el pueblo en la que
muchos podían perder la vida por no recibir la advertencia a tiempo.
En Ezequiel 33:6 Dios le dice al
profeta: “Pero si el centinela ve venir la espada y no toca la trompeta y el
pueblo no se prepara, y viniendo la espada, hiere a alguno de ellos, este fue
tomado por causa de su pecado, pero
demandaré su sangre de mano del centinela”.
Cuando
leí ese versículo pensé en la gran responsabilidad que Dios ha puesto en
nuestras manos, los hijos de Dios sabemos que el mundo esta como la mujer con
dolores de parto, en el mundo están sucediendo muchas cosas que los medios de
comunicación no publican o les dan poca importancia, los hijos de Dios sabemos
que se acercan cosas terribles y es
nuestro deber como centinelas tocar la trompeta, alertar a las personas del
peligro inminente , pero permanecemos callados y muy entretenidos con tantos
afanes y situaciones que el mundo nos presenta; muchas personas que conocimos
partieron de este mundo y no hubo un centinela que lo alertara acerca de lo que
podía sucederle por no aceptar a Jesús como salvador; dice Dios en Ezequiel 33:11 “… Vivo
yo, dice Jehová, el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se
vuelva el impío de su camino y que viva”.
Dios quiere que el impío se arrepienta y deje sus malos caminos.
De
manera que, como Centinelas del Altísimo es muy importante que hablemos a las
personas y entreguemos el mensaje de amor de nuestro Dios para perdón y
conversión de las almas.
En
días del profeta Ezequiel Dios hizo muchas advertencias a su pueblo, el pueblo
escuchaba y les encantaba la elocuencia
del profeta pero sus corazones estaban muy lejos de la realidad del mensaje,
por tanto les alcanzo la justicia de Dios,… ¡que lamentable!, pero el centinela
(el Profeta) libró su responsabilidad porque tuvo el valor de hablar lo que
Dios le mandó.
Vale
la pena apropiarse del consejo de Pablo a Timoteo cuando le dice: “Te suplico encarecidamente delante de Dios y del Señor
Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su
Reino, que prediques la palabra y que
instes a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende, exhorta con toda
paciencia y doctrina”. 2 Timoteo 4:1-2.
Creo
que como luz y sal de la tierra, como centinelas de Dios no podemos quedarnos
callados como simples observadores, tenemos un importante mensaje que entregar,
no esperemos que sea demasiado tarde, podemos evitar mucho sufrimiento a
muchos.
Oscar
Molina.
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