¿Errores y horrores?
¿Cometió un
error alguna vez? Si nos paramos en una
plaza para hacer una encuesta utilizando solo esta pregunta, creo que el 100%
contestará Si, esta es una tendencia de la cual los seres humanos nos ha
costado librarnos. Hay errores que se pueden considerar muy graves, a tal
punto, que su efecto podría alcanzar aún a nuestros seres queridos, hay errores
que se pueden catalogar como de poca importancia, pero aún así, son errores y
tarde o temprano sus efectos nos alcanzan. Son muchos los errores que se pueden
enmendar o sea que los daños producidos se pueden subsanar o reparar, pero
otros aún cuando se reparen dejan huellas profundas y amargas lo que dejaría en una persona un sentido de
culpabilidad que debe ser tratado de manera profesional.
Cuando una
persona no conoce a Dios, no le ha entregado su vida, no ha aceptado a Jesús
como su único y suficiente Salvador, le es mas factible caer en la tendencia
del error, pues, él o ella no tienen la guía del Espíritu Santo. Ahora bien,
quizás usted tenga en mente la misma pregunta que a continuación haré: ¿Por qué
entonces los hijos de Dios, que tenemos la guía del Espíritu Santo del Altísimo
y Todopoderoso Dios Viviente, cometemos errores y que hasta muchas veces se convierten en
irreparables? Alguno dirá ¡no lo puedo entender!, pero la verdad es que no es
muy difícil de responder, en las Sagradas Escrituras conseguimos la respuesta a
esta pregunta un sin número de veces; por ejemplo en Jeremías 7:23 Dios habla atreves
del profeta lo siguiente: “Escuchad mi
voz, y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo; y andad en todo camino
que os mande, para que os vaya bien”.
Alguno dirá esto no es para nosotros, porque
se le dijo a un pueblo en lugar y un momento determinado, pero yo le animo a
buscar una concordancia y revisar todos los versículos que tienen relación con
la palabra << andar >> y se dará cuenta que el mensaje es el mismo;
revise Ezequiel 29:19, revise también Salmo 119:1 y todos los versos que pueda encontrar
en el nuevo testamento y le aseguro que <el mensaje para los hijos de Dios
es el mismo>, ¿Qué significa esto entonces? Que nuestros errores son
producto de no tener a Dios presente en los planes que hacemos, es mas, muchas
veces comenzamos a orar después de haber puesto en práctica nuestros planes sin
ni siquiera estar seguros de que eso era lo que Dios quería para nosotros,
muchas veces tomamos decisiones apresuradas sin tomar en cuenta el consejo de
Dios, otras veces tomamos decisiones producto de una reacción llena de orgullo
o egoísmo y cuando nos arrepentimos es muy tarde, pues, ya hicimos el daño. Tenemos
que abrir nuestros ojos espirituales para ver esta realidad que en una u otra
forma nos afecta; Dios quiere lo mejor para sus hijos, tenemos que escucharlo,
recordemos que una mala decisión de la primera pareja en el mundo afectó a toda
la humanidad, una mala decisión de David cuando no debió haber hecho un censo
costó muchas vidas, una mala decisión de salomón con respecto a sus esposas
apartaron su corazón de Dios; y así vamos a conseguir un sin número de malos
ejemplos en la Biblia de algunos
personajes que lamentablemente fallaron en un momento determinado de sus vidas,
y todo producto de no tener a Dios presente a la hora de decidir o de poner en
práctica un plan.
¿Que podemos
hacer entonces? Creo que hay que
comenzar con un cambio de actitud, luego, creo que tenemos que doblar nuestras
rodillas para pedir perdón por aquello que ya está hecho y pedir al
Todopoderoso una completa dirección del Espíritu Santo, al 100%, y luego tratar
de reparar lo que todavía esté a tiempo; tenemos que escuchar la voz de Dios,
tenemos que dejarnos guiar por El, nadie nos dará un mejor consejo.
¿“Quien es el
hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger. Gozará el
de bienestar y su descendencia heredará la tierra” Salmo 25:12
y13. Oscar Molina.