Jugando a ser Dios, científicos chinos modificaron ADN de embriones
humanos
El mundo de la ciencia se despertó hoy
revolucionado al trascender que un grupo de investigadores chinos que jugando a
ser Dios, lograron modificar el ADN de embriones humanos en un estudio,
una práctica muy controvertida por sus implicaciones éticas.
La investigación, publicada en la pequeña revista
estadounidense Protein & Cell, fue realizada por científicos de la
Universidad Sun Yat-sen, en la ciudad china de Guangzhou.
En su estudio, los investigadores utilizaron 86
embriones humanos para comprobar si podían modificar el gen HBB, cuya mutación
es responsable de la enfermedad beta-talasemia.
La talasemia es un trastorno hereditario que afecta
la producción de hemoglobina normal, un tipo de proteína presente en los
glóbulos rojos cuya función es transportar oxígeno a los tejidos del cuerpo.
Esta dolencia incluye varias formas diferentes de
anemia, cuya gravedad depende del número de genes que estén afectados, y puede
llegar a ser mortal.
El estudio, del que había rumores en la comunidad
científica desde marzo, fue condenado inmediatamente por investigadores
estadounidenses, que argumentan que esa práctica es “peligrosa, prematura y
suscita cuestiones éticas”, informaron medios locales.
Para minimizar la controversia ética, los
investigadores chinos utilizaron embriones que no eran viables y solo 71 de
ellos sobrevivieron, y solo en 28 la modificación del ADN funcionó.
“Nuestros resultados subrayan la necesidad de una
mayor comprensión de la técnica CRISPR/Cas9 de modificación del ADN, y
respaldan la idea de que las aplicaciones clínicas de este mecanismo quizás
sean prematuras en este momento”, escribieron los científicos en su estudio.
La controversia del caso radica en que durante mucho
tiempo se ha considerado tabú hacer cambios en el ADN de un embrión humano
porque esas modificaciones podrían convertirse en rasgos permanentes del mapa
genético del ser humano.
Otro de los temores de los científicos es que esta
práctica pueda ser peligrosa, al introducir potencialmente por error una nueva
enfermedad que se herede de generación en generación.
Además,
existe el miedo a que esta práctica pueda llevar a los llamados “bebés de
diseño”, cuya herencia genética (genotipo) sería seleccionada usando varias
tecnologías reproductivas.
(EFE) Tomado de la página: CRISTIANODIGITAL.net
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