Un Valor no Apreciado
¿Cuánto cree
usted que vale una persona? Para algunos esto podría ser relativo, quizás
pensarían… ¡todo depende de su inteligencia! O ¡de su clase social! Podría
pensarse que dependería de su nivel académico y es posible que se pesara toda
una gama de cualidades para darle valor a una persona tal cual como se hace con
algunos deportistas, el que mejor ejecuta su disciplina deportiva ese vale más,
es el mejor cotizado y el que todos los equipos quieren tener en sus filas. Que
bueno que Dios no tiene que usar estos parámetros para valorarnos porque sería
un filtro en el que muchos nos quedaríamos; a Él no le importa si somos negros
o blancos, altos o bajos, o si tenemos o no condiciones atléticas o altos
estudios, de igual manera nos valora nos ama a todos porque somos su obra
perfecta y nunca nadie creará algo que se asemeje a la obra perfecta de Dios,
pues, bastaría con analizar todo el funcionamiento de un ser humano para ver
cosas que parecerían inexplicables, como por ejemplo el funcionamiento del
cerebro o la máquina que llamamos corazón, ¿Qué le permite latir durante tantos
años? ¿Quién le proporciona la energía? Es por eso que el Altísimo de los
cielos posee una perspectiva diferente para valorar al hombre porque Él nos
conoce, solo Él posee la fórmula secreta la cual dio como resultado una obra
perfecta.
En Génesis
capitulo 1 verso 27 dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó”.
Fíjese que dice a imagen de Dios lo creó; no dice lo mismo de los demás
seres creados en el planeta, tampoco de los ángeles, solo el hombre es creado a
imagen de Dios; se da cuenta por qué somos de tanto valor para el Creador,
somos únicos y especiales para Él pero el hombre, desde el principio, nunca apreció
ni valoró ese atributo tan especial, sino que más bien se ha mantenido separado
y de espaldas a Dios; el Profeta Isaías dijo: “Todos nosotros nos descarriamos como
ovejas, cada cual se apartó por su camino;…” Is 53:6 y de igual manera el Apóstol Pablo en la carta
a los romanos dice: “Ya que habiendo conocido a Dios no lo glorificaron como
a Dios, ni le dieron gracias. Al contrario se envanecieron en sus razonamientos
y su necio corazón fue entenebrecido. Pretendiendo ser sabios se hicieron
necios”. Romanos 1:21 y 22. Pero aún así con todo este desfavorable
panorama el Todopoderoso valora y ama al ser humano y pone en marcha un plan
perfecto para rescatarlo de las garras de aquel que lo engaño y le quito
aquella preeminencia que Dios le dio por encima de todo lo creado, un plan que
proporciona al hombre la gran oportunidad, para todos por igual, entregando a
su único Hijo para que se sacrificara en su lugar de tal manera que su destino
pudiera ser cambiado, evitando así el sufrimiento en un lago que arde en fuego
y azufre para ir mas bien a los brazos del Dios Altísimo, pero para que esto
sea una realidad el hombre tiene que volver su mirada a Dios, tiene que reconocer que es pecador,
debe pedir perdón a Dios por sus pecados y debe invitar a Jesús a entrar en su
corazón; con este acto usted estaría entregando su vida a Dios y todo esto le
permitirá nacer de nuevo; si todo esto sucede usted se habrá convertido en hijo
de Dios; ¿se da cuenta de la gran transformación que ha sufrido? Ahora usted
está valorando la obra de Dios que es usted mismo y esta valorando la obra
redentora de Jesús quien tomó el lugar que a usted le correspondía. Ahora
podemos entender cuánto vale una persona, para Dios somos de gran valor, El no
quiere que usted se pierda…
“Mas a todos los que le recibieron, a quienes creen
en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Juan 1:12
Oscar Molina
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