CUANDO DIOS
NOS HACE ESPERAR
Aunque
el Señor está listo y dispuesto a ofrecer dirección clara, Él no siempre la da
con rapidez.
Salmo
25:4, 5
Noviembre de 2015
En el camino
de la vida, las decisiones cruciales son como intersecciones que nos llaman a elegir
qué camino tomar. Si nos apresuramos a actuar sin buscar saber qué piensa el
Señor, el camino que tomemos puede dar lugar a remordimientos y sufrimientos.
Aunque el Señor está listo y dispuesto a ofrecer dirección clara, Él no siempre
la da con rapidez. Saber que Él tiene una buena razón para no dar su
instrucción de inmediato, puede ayudarnos a esperar su dirección con paciencia.
A veces,
Dios permite que estemos confundidos para llamar nuestra atención. Cuando todo
está funcionando sin problemas, tendemos a olvidarnos del Señor. Pero la
incertidumbre nos lleva de regreso a Él como si fuera un imán. Al alinear
nuestros pasos con los suyos, y andar en sumisión al Espíritu Santo, abrimos
nuestros oídos para escuchar su voz.
Nuestro
período de espera es el tiempo de preparación de Dios. Para lograr sus
propósitos soberanos, Él puede hacernos esperar mientras coordina los hechos
para que coincidan con su voluntad. A veces, el Señor tiene que trabajar en
nosotros antes de que estemos listos para encargarnos de lo que ha dispuesto
para nuestro futuro. Además, la espera nos ayuda a crecer espiritualmente —si
recibiéramos la dirección de Dios al instante, rara vez tendríamos la
oportunidad de ejercitar nuestra fe. La madurez se hace evidente en la
capacidad de esperar con confianza.
Si la
impaciencia le hace adelantarse al tiempo del Señor, se arriesga a salir de su
voluntad y a perder sus bendiciones. Pero si espera hasta que Él le dé
dirección clara, usted andará en la paz de Dios con seguridad, en vez de estar
dando vueltas con ansiedad y confusión.
Autor
desconocido...
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