¿Hasta que punto pagan los hijos
por el pecado de sus padres?
“... que
visito la maldad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen” (sone – odian) (v. 5c).
Muchos se ofenden pensando que Yahvé castigara
a hijos inocentes por los pecados de sus padres. Encontramos algo contrario en Ezequiel 18:2-4, donde Dios responde
a la gente que dice que Dios les castiga por los pecados de sus padres. Ahí Dios respondió, “el alma que pecare, esa morirá.”
A pesar de esto, el tema de
este versículo es que las acciones de los padres afectan a sus hijos. Padres
que no tienen una relación con Dios a menudo (pero no siempre) producen hijos
que tampoco la tienen, y esos hijos pueden esperar ser castigados por sus
pecados.
Los pecados de una
generación a menudo visitan a generaciones sucesivas. Padres adictos al alcohol
o a las drogas suelen destruir sus hijos espiritual, psicológica, y
físicamente. Tengo una amiga cuyo padre era alcohólico. Aunque su padre murió
hace muchos años, ella todavía sufre por las heridas psicológicas que recibió
durante la niñez. Nuestra familia conoce a una joven cuyos padres (jipis
envejecidos) abusan el alcohol y las drogas. Esta joven está tratando de
superar su herencia y hasta hoy no ha caído en el uso de drogas. Sin embargo,
no parece poder liberarse de las ataduras de sus padres que la encierran en
comportamiento disfuncional. Hijos cuyos padres son infieles o que abusan del
juego o que se ven involucrados en comportamiento criminal se enfrentan con
muchos de los mismos problemas.
Esto también funciona a
mayor escala. Nosotros en América aún estamos pagando un precio muy alto por la
decisión de nuestros antepasados de practicar la esclavitud. Nuestra generación
actual gasta del déficit gubernamental, lo cual causará problemas fiscales y
políticos que plagarán a nuestros hijos en el futuro. Naciones de todo el mundo
sufren por el imperialismo de generaciones previas. Hoy pagamos el precio por
los fallos de generaciones anteriores que no controlaron la contaminación.
Nuestro excesivo uso de energía amenaza el bienestar de futuras generaciones.
Etcétera, etcétera…
Entonces, se podría mirar el
castigo de versículo 5 como una especie de ley natural – semejante a la ley de
gravedad. Alguien ha dicho que no podemos romper la ley de gravedad, pero
nosotros sí podemos rompernos si la ignoramos. Así es con nuestro
comportamiento. Comportamiento lleva consecuencias, y esas consecuencias
afectan a nuestros prójimos y a nuestros hijos tanto como a nosotros mismos.
Pastor: Richard
Niell Donovan.
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