Requisitos para la santidad
1
Corintios 1:1-9
Muchas personas tienen un concepto no bíblico
sobre la santidad. Su idea acerca de un santo es alguien que tuvo una vida tan
ejemplar, que es venerado por la iglesia, pero la Palabra de Dios da una
descripción muy diferente. La iglesia de Corinto luchaba con toda clase de
conductas impías, pero Pablo los llama “los santificados en Cristo Jesús,
llamados a ser santos” (1 Co 1:2).
Santificar significa apartar del uso
común para dar un uso sagrado. En la Biblia, el Señor ha santificado días (como
el día de reposo), lugares (el tabernáculo), cosas (el arca de la alianza), y
personas. Un santo es simplemente una persona a quien Dios ha apartado para sus
propósitos. Eso significa que todo creyente es un santo.
Antes de que usted fuera salvo, su posición relativa para con Dios era de enemistad (Ro 5:10). Pero en el momento que puso su fe en Cristo como su Salvador personal, el Señor cambió su posición y le apartó para Él.
Antes de que usted fuera salvo, su posición relativa para con Dios era de enemistad (Ro 5:10). Pero en el momento que puso su fe en Cristo como su Salvador personal, el Señor cambió su posición y le apartó para Él.
Usted nació de nuevo y ahora es su hijo. Dios
perdonó sus pecados y le declaró justo. Un santo no es una persona perfecta,
sino alguien que tiene una relación correcta con Dios. Aunque nuestra posición
de santificación no está fundada en la buena conducta, el Señor espera que
vivamos de una manera que le honre a Él.
Dios le apartó a usted para un propósito
sagrado. Eso significa que usted está aquí, no para vivir como le parezca, sino
para traer gloria al Señor. Él nos llama a vivir de acuerdo con nuestra nueva
posición en Cristo. Rechazar esta responsabilidad de santidad es un evidente
acto de ingratitud, que entristece el corazón del Señor.
Tomado de: Encuentro con Jesús oneplace.com
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