jueves, 23 de abril de 2015

¿Nuestro Dios es Celoso?
¿Es posible que el Dios que adoramos sea Celoso?  Pues, sepa usted que es Dios mismo quien por medio de su palabra nos hace saber que El es un Dios Celoso y lo afirma en Exodo 20:15 y 34:14, en Deuteronomio 5:9 y también en Nahum 1:2. Quizás usted piense: ¿pero como es posible si el celo es un pecado?  Si se refiere al celo de un ser humano puede que tenga rezón, el celo pecaminoso tiene su raíz en la inseguridad de una persona con respecto a otra con quien tiene un lazo afectivo o a la envidia que puede tener una persona de otra por poseer ciertas actitudes o belleza, etc.. podrían existir muchas causas. Ahora bien, cuál de estas circunstancias aplican para que Dios sienta celo, El lo tiene todo para empezar, El es el dueño del universo, no existe nada mas hermoso y adorable que El…  De manera que el Celo de Dios consiste en algo diferente, fíjese bien, El es Dios creador de todo cuanto existe, lo que el hombre ha podido descubrir en el universo no es nada comparado con lo que Dios ha creado, El creó al hombre a su imagen y conforme a su semejanza le dio aliento de vida y lo colocó en el planeta como corona de la creación y luego que Dios le ha dado tanto al hombre demostrándole así su amor, este hombre creado y amado por Dios (como lo dice Isaías en el capítulo 44 de su libro) busca madera y hace un ídolo y luego lo adora y le dice sálvame porque tú eres mi dios, o lo hace de metal y luego va y lo adora y muchos con él; ¿cree usted que esto es justo? Usted sabe que no lo es, Dios ha sido muy claro con el hombre al decirle: “No te harás IMAGEN, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra; NO te inclinarás a ellas NI las honrarás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, CELOSO…”  Exodo 20:5.  ¿Se da cuenta ahora en que consiste el celo de Dios?, El no comparte su gloria con nadie ni con nada, El mismo dice: “Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de Mi” (Is 45:5) y luego también dice “…Que a Mí se doblará toda rodilla…” (Is 45:23).   Y así como estos versículos hallará muchísimos en la Biblia y es por esta palabra que podemos entender en qué consiste el celo de Dios.
Pero Dios también cela a sus hijos y por eso les dice: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos…” (2Cor 6:14)  y luego le dice el por qué; no le está diciendo que no les trate, o que no establezca una buena amistad o compañerismo, solo que no se una en yugo desigual porque Dios sabe que la fe y las costumbres serán diferentes y esto le traería problemas; recuerde lo que sucedió con Salomón, terminó adorando los ídolos que adoraban sus mujeres, además, Dios no quiere que usted se contamine con este sistema que esta gobernado por el maligno, el cual busca seducir a los hijos de Dios y así apartarlos sin que se den cuenta. Dios también cela todo aquello que ha sido consagrado a su servicio, recuerde lo sucedido con el arca del pacto cuando fue robada por los filisteos, no pudieron soportar la endurecida mano de Dios, eso puede leerlo en 1 Samuel 5; otro caso fue lo que sucedió con el rey Belsasar cuando en una fiesta mandó que trajesen los vasos de oro y plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, Dios cortó su reino esa misma noche porque los utensilios eran dedicados al servicio de Dios(Daniel capítulo 5). Como usted podrá ver el celo de Dios es diferente al del hombre, El no es movido por egoísmo o envidia, El cela lo que le pertenece.
Creo que vale la pena reflexionar en esto, recordemos que somos sus hijos, y nuestra salvación tuvo un costo muy elevado, tanto que sin el sacrificio de Jesús estaríamos perdidos, El nos redimió, nos compró con su sacrificio y ahora LE PERTENECEMOS, el Apóstol Pablo nos dice al respecto: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio, glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”1 Corintios 6:19-20. Por tanto debemos tener mucho cuidado con nosotros mismos, recordemos que no nos pertenecemos, le pertenecemos a Dios y Dios es celoso con lo que le pertenece.  Bendiciones...

Oscar Molina.   

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