¿Pueden los Padres exasperar a un Hijo?
“Padres, no
exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten” Colosenses 3:21 "Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a
vuestros hijos" Efesios 6:4
Hay muchas
maneras de exasperar o irritar (o provocar a ira) a los hijos: (1) abusar de la autoridad, siendo crueles,
abusivos tanto con palabras como con hechos; (2)criticar sin cesar a sus
hijos -- aun haciendo burla de ellos -- y nunca hablándoles palabras de aprobación; (3) ser injustos en la disciplina (administrar
castigo que no es apropiado, por ser excesivo o inadecuado, o motivado por el
enojo); "Demasiada severidad conduciría únicamente a la frustración de los
hijos" (DG); (4) ser parciales (Gen 37:3,4); (5) por usar amenazas huecas; (6) avergonzarlos
innecesariamente delante de sus hermanos y amigos; (7) usar medios necios para
"castigar" (encerrarlos en un cuarto oscuro; asustarlos con mentiras;
decirles, "te voy a regalar a otros"); (8) no hacerles caso; (9)
esperar demasiado de ellos (como si fueran adultos); en fin, los padres
mismos, si no son maduros, pueden provocar a ira o exasperar a sus hijos.
Muchas veces los padres son más "niños" que los niños.
En Efes. 6:4 Pablo agrega,
"sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor". La palabra
"disciplina" abarca todo el proceso de criar y entrenar a los hijos.
Los hijos consentidos tendrán una vida de miseria. "El muchacho consentido
avergonzará a su madre" (Prov. 29:15). La palabra "consentido" en este texto
significa "dejado solo"; "dejado al gobierno de sí mismo"
(VM). En Job 39:5 esta palabra
se traduce "echar libre" ("¿Quién echó libre al asno montés, y
quién soltó sus ataduras?") Los hijos no deben andar libres como el
"asno montés", pues no es para su bienestar, sino para su ruina.
Para obedecer estos mandamientos, los padres deben poner el buen ejemplo en todo. Los
hijos aprenden mucho del ejemplo de sus padres. Deben ser, pues, fieles y
constantes siempre en el habla, en la conducta, en la asistencia a las reuniones
de la iglesia, en la obra personal, y aun en su actitud. Debe haber paz y armonía en el hogar,
porque el ambiente en el cual se crían nuestros hijos es un factor muy importante
en su crianza.
Además, los padres deben instruir con toda diligencia
a sus hijos. No deben depender de la iglesia, sino que deben aceptar la
responsabilidad que Dios les ha dado. Léanse con cuidado los siguientes textos
sobre este asunto: Gen 18:19; Deut. 6:5-9; 2 Tim. 1:5;
3:14, 15. Lo importante es que cada
hijo tenga convicciones, que crea en
Dios de todo corazón y que ame a Dios de todo el corazón, y con toda su alma, y
con todas sus fuerzas, y con toda su mente. Debe estar bien adoctrinado, para
que no caiga en el error sectario. Para estar seguro de esto, los padres deben animar a los hijos a expresarse, a hacer
comentarios, a hacer preguntas o a expresar dudas. Muchos padres suponen que sus hijos
creen cuando, en realidad, son incrédulos o indiferentes. Léase Job 1:5.
Los padres deben enseñar repetidas veces a sus hijitos acerca de las
maravillosas obras de Dios, y acerca de Noé, Abraham, José, Moisés, Josué,
Samuel, etc. Los hijos tendrán fe no fingida (2 Tim. 1:6) y un deseo ferviente de
ser fieles a Dios si se les enseña con mucha convicción y entusiasmo acerca de
la obediencia de Noé y Abraham, de la fidelidad y el espíritu de perdonar de
José, del valor de Daniel y los tres jóvenes hebreos, de la paciencia de Job y,
sobre todo, acerca de Jesús y sus apóstoles.
Es muy importante que cada hijo sea enseñado, entrenado y corregido de acuerdo
con su propia personalidad o disposición
(individualidad). Muchos padres tienen
problemas con sus hijos porque no cumplen con este deber. Dice Prov. 22:6, "Instruye
al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él". La
expresión "en su camino" puede traducirse "conforme a su
camino"; es decir, según la naturaleza del niño, según su edad, su
mentalidad, su carácter, su disposición y aptitudes. Cada hijo es un individuo,
diferente y único; debe ser enseñado y guiado según su propia mentalidad,
capacidad (aptitudes) y disposición. Los hijos no se pueden criar "en
grupos", sino que necesitan de atención individual.
La corrección debe ser estrictamente
corrección, ni más, ni menos. Léase otra vez la manera en que los padres pueden
provocar a ira a sus hijos. El hijo debe obedecer, y cuando obedece,
debe ser alabado y alentado. Debe saber
que la obediencia les agrada a Dios y a sus padres. También debe aprender que
la desobediencia no se tolera, y que será castigada. Los padres no deben
requerir o prohibir alguna cosa si no esperan la obediencia. Un problema muy grande en el hogar es que los
padres siempre mandan y prohíben a la ligera, y no exigen que los hijos les
hagan caso.
Léanse con cuidado los textos en Proverbios sobre la corrección: 13:24; 19:18; 22:15; 23:13, 14; y 29:15. Son consejos muy prácticos, y buenos comentarios
sobre Efes. 6:4.
Tomado del
comentario de Wayne Partain.